lunes, 5 de enero de 2015

Hey doctor! Se olvidó de sacarme un bebé


Lo primero que hice cuando me pude incorporar tras la cesárea fue inclinarme en búsqueda de la “ausencia de panza”. Cuando estás embarazada la gente te suele decir: “Disfrutá la panza porque después se extraña”. En mi caso, nada que extrañar!! La beba estaba afuera pero la panza seguía en el mismo lugar… tal vez con unos centímetros menos de circunferencia pero firme como rulo de estatua.



Lo primero que pensé fue que dado que la hipertensión había hecho que mi embarazo concluyera con una cirugía de abdomen (la famosa cesárea) al médico no le costaba nada demorar unos minutos más y sacar todo lo que estaba de más… ya que estamos aspirame un poquito de grasa, ¿qué te cuesta? Daleeee, copate!

Tal fue mi decepción que cuando el médico volvió a verme pocas horas después de salir el quirófano no lo dejé ni revisarme y lo increpé: ¿Qué pasó que la panza está igual? ¿No serían mellizos y me dejó uno adentro?

“No te preocupes, en unos días todo vuelve a la normalidad”, fueron sus palabras. Ahí me di cuenta que la normalidad, es decir la panza previa al embarazo no era suficiente, mis aspiraciones iban mucho más allá de eso...

Nos bancamos nueve meses donde el cuerpo hace lo que quiere con nosotras, nos da naúseas, vómitos, acidez estomacal, una especie de alien nos patea y nos hace ir al baño cada cinco minutos y miles de cosas más… Sin contar a las que nos fumamos todo el curso pre-parto y después terminamos en cesárea....

No sería un buen gesto del médico recompensarnos por todo eso y ya que está hacernos un upgrade y dejarnos un poquito mejor que el estado original? Sería como una especie de premio por haber empollado a la criatura tantos meses… deberíamos salir del quirófano listas para el teatro de revista, o acaso no lo merecemos?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario