Siempre fui de esas personas a las que les fastidiaba cuando alguien compartía en sus redes sociales o te corría con el teléfono para mostrarte una imagen de una ecografía.
No te das cuenta que no se ve nada? Si el embarazo recién arranca, es una mera mancha y si está avanzado, es algo amorfo en tono amarillento que no tengo ganas de ver! Mejor conozco a la criatura una vez que esté fuera de tu cuerpo y me de ternura como para hacer “Ahhhhhhhhh” y decir “Qué belleza” aunque seamos sinceras…. no todos los bebés son una “belleza”...
Reconozco que uno de los primeros temores que llegaron con la maternidad fue el de convertirme en ese modelo de futura madre que reprobaba y hasta llegué a pedirle a un amigo que compartía mis ideales que en caso que me convirtiera en “la futura mamá boluda que no quería ser” se ocupara de hacermelo notar (video de por medio, como prueba documental del pedido para evitar futuros enojos si el correctivo necesitaba ser aplicado).
Me convertí en eso? Mmmm… creo que no, aunque, nobleza obliga, debo reconocer que descubrí en esas manchas partes del cuerpo de la criatura y aprendí a identificar su carita y, por momentos, quería mostrársela al mundo …. No obstante me limité a compartir esas fotos y videos solo con el que me lo pedía y a oficiar de esa especie de guía de turismo uterina que te va mostrando dónde queda cada cosa….
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